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Los buscadores de libros

Jennifer Chambliss Bertman

5 minutos

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El señor Remora era un coleccionista de libros y había estado buscando un libro que pertenecía al señor Griswold cuando se toparon con él en Bayside Press. ¿Cuántos coleccionistas de libros raros podía haber en San Franacisco?

– Sí – respondió  el señor Quisling, y continuó sin darse cuenta de que aquel detalle significaba algo para ella–. Bueno, si dices que ya has escondido el libro, entonces confío en tu palabra. Pero visto que el trabajo de un hombre está en juego, ¿por qué no intentas recuperarlo para que le pueda echar un vistazo? Si no es el que busca, puedes devolverlo a su escondite y el libro continuará su viaje en los Buscadores de Libros.

¿Significaba aquello que el señor Remora conocía el juego del señor Remora conocía el juego del señor Griswold? No parecía la clase de persona que se entusiasmara con algo así. Y Cuervo había dicho que había 50 ejemplares en total de El escarabajo de oro escondidos por la ciudad, así que si el señor Remora estaba interesado en ese libro por el juego, que fuera a buscar su propio ejemplar. Tal vez no se había dado cuenta de que el señor Griswold había escondido el libro con la intención de que se perdiera.

– La Tierra llamando a Emily. – El señor Quisling chasqué los dedos–. No te preocupes, no estás metida en ningún lío. Es muy sencillo: has encontrado un libro que pertenece a otra persona. Recupéralo y devuélvelo.

Emily asintió.

–Sí, intentaré hacerlo.

Le devolvería el libro al señor Remora, pero ya había avanzado tanto en el juego del señor Griswold que no podía hacer ningún daño terminarlo. De esa manera, el señor Remora volvería a tener el libro en sus manos y ella tendría la satisfacción de resolver entero el juego del señor Griswold. Todos ganarían.

– ¿Qué quería el Señor Quisling? – le preguntó James mientras se alejaban del colegio.

Delante de ellos un tendero regaba la acera frente a su tienda de la esquina. Accionó el mecanismo para que dejara de salir el agua y lo abrió de nuevo para cuando ya habían pasado.

– No lo adivinarías ni en un millón de años.

– ¿Te  seleccionó para una misión espacial?¿Está aprendiendo a tocar Heart and soul con el piano y necesita que tú le acompañes con la armónica?

Emily se rio.

– ¿Te acuerdas del señor Remora el especialista en libros que trabaja con el señor Griswold?

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